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El derecho a la información
Uno de los derechos humanos del siglo XXI, es el derecho a la información. Establecido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos Emergentes, (Barcelona 2004-Monterrey 2007) en el Titulo II, Articulo 5.- Derecho a la democracia plural, enumerado en el punto 7 como: “El Derecho a la información, que tutela el derecho de toda persona y comunidad a recibir información veraz y contrastada por parte de los medios de comunicación y autoridades públicas”. Atendiendo al tiempo en que vivimos y a la semántica de las palabras contenidas en el enunciado del punto 7 mencionado, no queda duda: la información debe reflejar con claridad la exactitud y autenticidad de lo que se dice y cuidar además que la información no pueda ser mal interpretada, incluso por personas que no tengan completa capacidad civil, y que el informador sea alguien comprobadamente veraz en sus comunicados. Evidentemente la información que cotidianamente se recibe en México por parte de la mayoría de los medios de comunicación y de las autoridades públicas, dista mucho de cumplir con el precepto arriba enunciado y por lo tanto, cuando menos a los mexicanos, se nos está afectando en grado grave este derecho fundamental, sin que ninguna autoridad haga nada al respecto.
La mayoría de los comunicadores en México, utilizan premeditadamente el sofisma, como ingrediente básico en el contenido de su información, esto les sirve para poder especular haciendo crecer o no la noticia o la información de acuerdo con su particular conveniencia, tornándola nebulosa lo más posible, para después cultivarla y por supuesto manipularla. Esto lo pueden hacer impunemente, por la tolerancia existente de hecho en una sociedad acostumbrada a la mala información. Con el agravante de que esta sociedad en su mayoría no cuenta con la capacidad suficiente para el análisis crítico. También lo hace posible la falta de legislación por un lado y por el otro, por la parcialidad de algunas autoridades públicas, que suelen venderse. Lo cual a los “comunicadores” les viene “como anillo al dedo” y lo aprovechan sistemáticamente para su mezquina conveniencia sin importar a quien se lleven de encuentro, y que incumplan además la obligación que tienen como comunicadores públicos los unos, y los otros como concesionarios de un servicio social a la comunidad por el cual también cobran y muy caro.
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Sería infinita la enumeración de ejemplos que comprueban lo anterior. Ejemplos que van desde; cómo los diferentes medios seleccionan algunas noticias a las que les ven posibilidades mercadotécnicas y que además les pueden ayudar a elevar su rating, y como algunas se las apropian, cultivándolas hasta hacerlas crecer artificialmente a su conveniencia, sin importarles que lejos de informar a la sociedad, le causan confusión y desorientación; el manejo de las encuestas de todo tipo, principalmente las electorales, hechas por ellos mismos a través de sus agentes, manipulando las preguntas y manejando las graficas para dar imágenes falsas con resultados alejados de la realidad, pero de acuerdo a sus conveniencias, o a las de sus patrocinadores, es lamentable cómo y con qué consecuencias difunden impunemente esta información amañada; los boletines de prensa de las autoridades públicas, que en muchos casos más que informar tratan de ocultar la realidad o desviar la atención, e incluso de encubrir a delincuentes o fabricar culpables; la “comunicación social” de las diferentes oficinas de gobierno para difundir mentirosamente lo bien que lo están haciendo, o como se promueven personalmente a costa del erario; las agencias publicitarias y de propaganda política, que sin rubor alguno mienten y hacen mentir a los actores en sus comerciales para la venta de un producto en el mercado, o la de una persona o un partido, incluyendo su infinita creatividad para la llamada “guerra sucia”, etc. etc.. Hasta el sistema de “ventas por televisión” que en su gran mayoría son verdaderos fraudes en donde la mentira es el común denominador y constituye en muchos de los casos un verdadero atraco para el indefenso y desorientado consumidor. En seguida algunos ejemplos concretos, fehacientes, de cómo se está afectando el derecho de los ciudadanos a la información en México:
El caso de la influenza H1N1, una cepa del virus que se desarrolló en Asia y que apareció evolucionada (en forma de mutación) a principios del año 2009 en una granja porcina en México, desencadenó, por la mala información tanto de medios como de autoridades públicas, una sicosis tanto a nivel nacional como mundial que perjudicó con daño grave a nuestro país. Se vio a las autoridades tratando de aparentar (solo aparentar) que se estaba procediendo de inmediato para proteger a la población, pero sin detenerse para informarse sobre la gravedad real del mal: difundieron mala información que causó pánico, actuaron como “chivo en cristalería” tomando medidas a diestra y siniestra que paralizaron irresponsablemente la vida nacional y
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proyectaron a México en el mundo como un “leprosorio”, sin que esto modificara en lo mínimo, las consecuencias de una pandemia relativa, de un mal poco dañino, en nuestro país. Contando para esto, por supuesto, con el acompañamiento de la difusión escandalosa de los medios, con un interés, más que informativo, solo de hacer sonar la caja registradora de sus ventas, con las múltiples notas “amarillistas”.
El caso de la extinción de Luz y Fuerza del Centro, el 11 de octubre de 2009. Una empresa del Estado que se distinguía por su enorme ineficacia, la cual exigía un subsidio que en un año llegó a más de cuarenta mil millones de pesos. Que contaba con un sindicato (SME) manejado por lideres “tradicionales” que le metieron a la compañía cuarenta y cuatro mil trabajadores cuando sus necesidades reales eran la quinta parte y todos sujetos por la injusta y esclavista clausula de exclusión, cobrando cuota por ellos (cuota y sueldo por los
“aviadores”), que contaban con enormes privilegios, comparativamente hablando, que seguramente eran manejados y “administrados” por sus “líderes”. “Milenio”, con el periodista Ciro Gómez Leiva la adoptó como su noticia dedicándole tiempo extraordinario por meses (lo siguen haciendo) sin el menor análisis crítico, solo resaltando todos los acontecimientos de protesta; de líderes inexistentes, de un sindicato inexistente, de una empresa inexistente. Que además el gobierno magnificó creando una junta de “notables” para dialogar con ellos (que si no eran notables con la aceptación de esta invitación adquirieron sobrada notoriedad). El caso de la niña Paulet Gevara Farah (2010); primero secuestrada, luego presuntamente asesinada por la madre y finalmente muerta accidentalmente; manejado con enorme torpeza o mala fe por el procurador de justicia de Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México. Caso en el que se dieron conclusiones apresuradas, que dañaron irreversiblemente a muchas personas. Este tema fue adoptado como noticia por “Televisa”, con el periodista Joaquín López Dóriga, dedicándole intencionalmente tiempos desproporcionadamente extraordinarios, ¿Por qué? No está bien claro, lo que sí es una realidad es que indudablemente esto contribuyó a la tremenda confusión de la opinión pública.
Y así podríamos continuar interminablemente. Pienso que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA debería tomar cartas en el asunto, para revisar lo que está pasando aquí en México.
Antonio Fuentes Flores. San Pedro Garza García, Mayo 2010.