martes, 7 de febrero de 2012

Acerca de la Moral y la Ética


La moral es la parte de la filosofía, dentro de la metafísica, relacionada con la concepción entre el bien y el mal o lo bueno y lo malo de acuerdo a las convicciones que a este respecto tienen las personas o las comunidades; la moral es en cierta forma la materia prima que sirve de base a la ética, que es la parte de la filosofía, también dentro de la metafísica, que se encarga de la conducta humana y sus motivaciones.

La realización del valor de la moral es lo que orienta a los individuos y a la sociedad, en su comportamiento, optando por el bien o lo que la sociedad y los individuos a través de la costumbre y las tradiciones sociales reconocen como bien en su muy particular y subjetiva interpretación de la realidad, despreciando o evitando lo que ellos, en la misma forma, consideran como el mal. Cuando algunas personas o grupos sociales adoptan a este respecto actitudes maniqueas que solo distinguen entre lo blanco y lo negro, o es el uno o el otro, sin considerar que en la vida real también existen claroscuros, matices, diferentes visiones y también diferentes maneras de interpretar la realidad; en estas condiciones algunas personas o grupos sociales, suelen crear, tal vez sin proponérselo, verdaderas situaciones que paradójicamente afectan la realización de este valor, entre otras cosas por tener actitudes intolerantes hacia los demás.

En esta forma el valor de la moral está relacionado con las buenas costumbres de las personas dentro de la tradición positiva y cultural de las diferentes comunidades, también se relaciona con aspectos éticos o religiosos de la misma comunidad en cuanto a la normativa en la actuación para realizar el bien. Confucio decía: “la fuerza moral nunca mora en la soledad; siempre trae consigo vecinos”. (IV-25).

La laxitud en el comportamiento actual de la sociedad y el relajamiento de las costumbres tradicionales o el abandono de estas, están afectando considerablemente la realización del valor de la moral, lo que deberá traer consecuencias  que todavía son impredecibles, pero obviamente negativas para las personas y la sociedad, si no se corrige esta tendencia a la perversión. La cual se da también propiciada por los medios de comunicación, los que realizan una actuación muy poco ética, caracterizada por la ignorancia, el desconocimiento o desprecio de los aspectos deontológicos y éticos que deberían ser observados por estos, pero que les estorban. Más que nada por actuar de acuerdo a la mercadotecnia, que demanda a los medios evitar estos “estorbos” y actuar mediante un pragmatismo mercantil a ultranza, motivado por la codicia, que los lleva a satisfacer una demanda insana, aunque pretendidamente mayoritaria (buscando el “rating”) mediante la exaltación de: situaciones de violencia, del atractivo sexual a ultranza, de la pornografía, de la vulgaridad y del voyerismo, que aunada a la moda de los “reality shows”; impactan negativamente en una buena parte de una sociedad ignorante y carente de valores, acostumbrada a las modas, a imitar modelos de vida extranjeros sin analizarlos y a los estereotipos en boga. Todo esto los orienta a una situación y una actitud que les impide ver la realidad verdadera, por la proyección de una realidad ficticia que les es presentada artificiosamente por los medios, la cual, inconscientemente toman como el ejemplo a seguir.

La ficción moral de la realidad, impuesta por los medios, particularmente por la televisión y algunas revistas de “sociedad”, hace a muchas personas, carentes de una formación sólida; vivir una vida de telenovela y reaccionar a la verdadera realidad por medio de estereotipos impuestos y adoptados inconscientemente.
Es responsabilidad de un Estado democrático, de derecho y su sociedad civil en su conjunto, combatir estas tendencias perversas y nocivas, caracterizadas por la falta de realización del valor de la moral en nuestra sociedad.

La ética, por otro lado, es la parte de la filosofía que estudia la conducta del comportamiento humano en la tendencia de la voluntad a obligarse a realizar el bien, esto es, la conducta ética como la parte practica del pensamiento filosófico. Así como la psicología se encarga del estudio científico de la conducta, la ética se encarga del estudio moral de la conducta y de su normativa en función de ésta. Históricamente y por lo general existen dos concepciones filosóficas diferentes de la ética, pero no excluyentes:

La primera es la concepción idealista, platónica, el fin al que debe dirigirse la conducta. Y dentro de esta concepción idealista existen dos visiones filosóficas de acuerdo a la interpretación de cuál debería ser ese fin; para Tomás de Aquino, es el fin último: Dios; para Hegel, el fin debe ser el Estado como culminación de la ética, la moralidad dentro de las instituciones históricas, y el bien como esencia de la voluntad subjetiva en el actuar dentro de la sociedad.
La segunda es en función del móvil de las fuerzas que influyen para definir las causas y motivos del comportamiento. El bien como objeto de la voluntad humana, condicionado por los acicates y alicientes que por lo general mueven el comportamiento de los seres humanos: “En la realidad de la vida cotidiana me comporto bien, no tanto por el bien mismo sino también y principalmente porque, haciéndolo así, se que yo saldré beneficiado, ya que de esta manera estoy creando las precondiciones que en determinado momento me beneficiaran y por el contrario, porque si no lo hago así me perjudicará a la corta o a la larga”.

El placer y el dolor, la alegría y la tristeza, dicotomías básicas de la ética del epicureísmo, como elementos motivadores para la selección en el actuar, que consideraba al placer como el valor supremo, solo alcanzable por medio de la razón. Y su liga en esta concepción con Kant, quien está por comportarse “según una máxima que los demás puedan hacer propia”, y tratar a estos como fines y no como medios, siempre de acuerdo a la razón, considerando de esta manera a la ética como “la técnica de la conducta”.

Textos tomados del ensayo (inédito) “Valores y Ética profesional”, De: 
Antonio Fuentes Flores.