La mentira es la salida fácil por la puerta falsa que suele conducir al abismo. “La verdad os hará libres” , sí, pero la mayor parte de la humanidad no somos libres sino esclavos, esclavos de la mismas mentiras con que fuimos educados desde siempre; mentiras que han llenado las conciencias de prejuicios que impiden ver con claridad y actuar con libertad y certidumbre. La mentira también le ha servido al esclavista, este la cultiva, la salvaguarda y la propaga para la manipulación de las conciencias en calidad de masas. Es tal el maleficio de la mentira, que invade a sus creadores, siendo estos los primeros engañados y por lo mismo sus mas fervientes defensores.
Una de las manifestaciones de la globalización es la evidencia de que en el inicio del siglo XXI, existe una sociedad esclavista en todo el mundo, incluyendo a los países llamados desarrollados; unos cuantos son los dueños, los amos del mundo y el resto sus esclavos. A medida que vamos bajando la mira, nos damos cuenta que unos cuantos países esclavizan a otros, que en el ámbito domestico, por la prevalencia de los valores materiales sobre los valores espirituales, por la falta de ética y por la codicia; el esclavismo es una institución que ha llegado al extremo de generar una enorme masa de personas en condiciones de “pobreza extrema” sobre todo en los países cuyo colonialismo sufrió la explotación despiadada de sus indígenas, como es el caso de la India, África y América.
Normalmente los explotadores; personas, instituciones, incluso gobiernos; particularmente los que se dicen de creencias religiosas, actúan hipócritamente para lavar sus culpas dando limosna y “caridad” al “necesitado”. La gente no quiere migajas, necesita un trato justo, mejores condiciones de trabajo y de vida. Es preciso corregir con la verdad los errores, enderezar los caminos y limpiar las “telarañas” que ha dejado en nuestras mentes las mentira.
Antonio Fuentes Flores 30/11/011