La política es la ciencia y el arte de la conciliación de intereses diversos de la sociedad, incluso antagónicos, y del manejo adecuado del poder para el logro del bien común. Esta es una síntesis de la definición teórica porque en la praxis la actividad del manejo, uso y disfrute del poder político, opera en la naturaleza de algunas personas sin sólidos principios éticos en su actuación, como una tendencia, las más de las veces irreversible, hacia la perversión y el vicio. El enunciado de John Emerich: “el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”, ha sido planteado con toda razón.
En algunos países, tal es el caso de México, la actividad política se ha viciado a tal grado que se ha convertido en cultura de corrupción, manipulación y mentira, en donde los grandes intereses han creado y alimentando sistemas políticos, que como arenas movedizas atrapan a seres carentes de principios, que saldrán “manchados” de tal “pantano” si los manipuladores y beneficiarios del sistema les permiten salir. El sistema político mexicano ha llegado a viciar a la sociedad misma.
Desgraciadamente está comprobado que en casi todas partes del mundo la política es uno de los negocios más rentables, muchos lo consideran y lo practican como el mejor de los negocios; “pobre político pobre” decía el profesor Carlos Hank Gonzalez, uno de los representantes clásicos del sistema político mexicano. Bajo esta premisa y anteponiendo el interés particular al interés común, se han creado grandes fortunas y verdaderas organizaciones para medrar al amparo del poder. Verdaderas mafias que por su naturaleza y daño para la sociedad, caen dentro del rubro la delincuencia organizada, con absoluta patente de impunidad.
En algunos países, tal es el caso de México, la actividad política se ha viciado a tal grado que se ha convertido en cultura de corrupción, manipulación y mentira, en donde los grandes intereses han creado y alimentando sistemas políticos, que como arenas movedizas atrapan a seres carentes de principios, que saldrán “manchados” de tal “pantano” si los manipuladores y beneficiarios del sistema les permiten salir. El sistema político mexicano ha llegado a viciar a la sociedad misma.
Desgraciadamente está comprobado que en casi todas partes del mundo la política es uno de los negocios más rentables, muchos lo consideran y lo practican como el mejor de los negocios; “pobre político pobre” decía el profesor Carlos Hank Gonzalez, uno de los representantes clásicos del sistema político mexicano. Bajo esta premisa y anteponiendo el interés particular al interés común, se han creado grandes fortunas y verdaderas organizaciones para medrar al amparo del poder. Verdaderas mafias que por su naturaleza y daño para la sociedad, caen dentro del rubro la delincuencia organizada, con absoluta patente de impunidad.
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