POR:
Antonio Fuentes Flores.
San Pedro
Garza García N L. a 21 de Marzo del 2012.
Hoy
comienza la primavera, sin duda la mejor época del año, la naturaleza se
renueva después de los estragos sufridos por el invierno. Con los acordes de la
música barroca de Vivaldi en nuestra mente, oímos el canto de los pajarillos,
vemos los renuevos de las plantas y el florecer del campo. Yo los invito a volar con la imaginación en
el tiempo y en el espacio y a situarnos, en un día como hoy en 1806 hace mas de
200 años, al sur de nuestra tierra la República Mexicana, en donde se hacen
nudo las cordilleras y nace la Sierra
Madre, en lo abrupto de las serranías de
Oaxaca, en un pueblecito de la Mixteca alta llamado San Pablo Guelatao. El frío
de la madrugada provoca el humear de las chimeneas de las casas de madera y
adobe, los líquenes de verde esmeralda brillante proliferan con el ambiente
húmedo e impregnando con el característico aroma a madera de pino y trementina,
cubierto por un cielo limpio y estrellado, en donde el tintinear de las
estrellas poco apoco va desapareciendo con el despuntar del alba. Aquí en San
Pablo Guelatao, asistimos ahora con la música de la chirimía, al nacimiento de
un niño; en una humilde casita de una familia zapoteca.
Siempre el
nacimiento de un hijo es motivo de alegría para la familia, los seres humanos a
diferencia de los animales somos, cuando nacemos, los seres más desprotegidos y
necesitamos del cuidado de la madre y el padre para los primeros años de
nuestro desarrollo; el amor y cuidado de la familia es fundamental. Benito
Pablo nació en una familia bien integrada, hijo de Marcelino Juárez y Brígida
García, fue el tercero después de sus hermanas Josefa y Rosita. Al principio
disfrutó de los tiernos cuidados de su madre y su padre y el calor de la
familia, pero a los escasos tres años de vida, siendo todavía muy pequeñito, se
le vino el mundo encima. Muere su padre y al nacer su hermana María, muere
también su madre. El mágico encanto que lo protegía desaparece y de pronto se
encuentra a merced de los parientes, quienes para fines prácticos se reparten a
los niños, quedando Benito a cargo de su tío Bernardino un pastor de muy
escasos recursos en todos sentidos.
El niño, de
pronto se convierte en pastor para ayudar a su tío, y pasa largo tiempo de
absoluta soledad con el mismo, con las ovejas y los perros, una vida sumamente
rudimentaria y de penurias, hablaba solamente en la lengua zapoteca de sus
padres, aunque su tío le empezaba a
enseñar el castellano. Dicen que no hay mal que por bien no venga, toda vez que
la misma soledad le dio tiempo más que suficiente para la meditación y la
reflexión en cuanto a la razón y objeto de su existencia. Por las eventuales
platicas con los arrieros que se encontraba en el camino de la sierra, empezó a
oír sobre la ciudad de Oaxaca, a la que
el pastorcillo magnificaba con su imaginación. Amaba todo lo que lo rodeaba;
personas, naturaleza, trabajo, y le atraía sobre manera la posibilidad de
nuevos conocimientos, visitar otros ámbitos y conocer otras maneras distintas
de vida, sobre las que había oído.
Su tío le
había prometido, a petición suya, llevarlo a Oaxaca, la capital del Estado,
distante un poco más de once leguas de San Pablo Guelatao, para estudiar en
alguna escuela, pero el tiempo pasaba y la promesa no se cumplía, por un lado
realizaba con gusto y esmero su trabajo de pastor y por el otro ardía en ansias
por descubrir nuevos horizontes y cultivarse aprendiendo nuevos conocimientos y
por supuesto aprender el idioma castellano necesario para ello.
Algunas
personas del pueblo que iban a Oaxaca a la fiesta del Cerro, la Guelaguetza,
cada primer lunes de Julio, al regresar a San Pablo y contar lo acontecido tal
vez con alguna natural exageración, aumentaban desmedidamente la curiosidad de
aquel pastorcillo que había dejado de ser niño y se había convertido en un
jovencito adolescente. Un jueves 17 de diciembre de 1818 a la edad de 12 años, con motivo del robo de una
oveja que le hicieran unos arrieros,
temiendo la ira de su tío, ya no pudo más y en contra de la voluntad de este y
con gran pesadumbre por lo que abandonaba, se fue en busca de "la tierra
prometida"; Oaxaca en donde trabajaba Josefa su hermana mayor, al servicio
de la familia Maza, don Antonio Maza y doña Petra de Maza, a donde llegó la
misma noche de ese día
La capital del Estado fue para Benito casi tan
grande como sus expectativas aunque diferente de lo que su imaginación había
creado; nunca había visto tanta gente, ni tan bien vestida paseando en hermosos
carruajes tirados por briosos y finos caballos sobre calles empedradas, no
habían pasado por su imaginación espacios urbanos tan maravillosos y ricos como
el atrio del templo de Santo Domingo, el cual sería su preferido. Su hermana
Josefa lo acogió con gran cariño, con la venia de sus patrones, como
corresponde a la gente de gran nobleza. En la cocina los dos hermanos
platicaban en lengua zapoteca ya que Benito no hablaba todavía bien el
castellano. El sacerdote franciscano don Antonio Salanueva lo llevo a confirmar
y se hizo cargo de su educación, Juárez siempre lo llamó padrino, con mucho
cariño. El taller de encuadernación del padre Salanueva significó para Benito
la gran oportunidad de trabajar, ir aprendiendo el castellano y cultivarse
intelectualmente.
El 7 de
enero de 1819 el padre Salanueva lo llevo a la escuela, pero ahí se practicaba
una cierta forma de "apartheid", de discriminación hacia los indígenas
por los niños llamados "decentes". Por su parte Benito nunca había
usado zapatos y no los usaría hasta los 14 años, además todavía no hablaba
suficiente castellano y la diferencia de edad con sus compañeros de grado era
mucha, por lo que sufría burlas y discriminación de compañeros y maestros.
Viendo afectada su dignidad como persona y no pudiendo aceptarlo, abandonó la
escuela.
Tres años
mas tarde, a los 16 años de edad, su padrino, el cura franciscano don Antonio
Salanueva quien, quien se había hecho cargo de su educación empezando por el
castellano y enseñándolo a leer, lo matricula en el Seminario Pontificio en donde
abraza por igual la religión católica y el pensamiento liberal, decidiéndose
mas tarde, por este ultimo para su futura actividad profesional. Benito nunca
separo de su mente los años de su infancia y las gentes con las que convivió y
su triste condición de pobreza e ignorancia, contra lo que lucharía toda su
vida.
Juárez fue
un joven religioso que amaba la solemnidad de los actos litúrgicos y el canto
gregoriano y sobre todo la doctrina de Cristo, pero sentía con agudeza, cómo la
misma doctrina cristiana contrastaba con la manera de vida y la ligereza de un
clero político de gran poder, alcahuete de la aristocracia y amante del poder.
Benito se acostumbro a luchar en contra de la injusticia y de la adversidad,
como abogado en ciernes estaba siempre presto a ponerse del lado de los más
débiles y desprotegidos, lo que demostraba respondiendo a una profunda y
autentica vocación política, la cual ejercería para el servicio de los demás y
sobre todo de los más necesitados.
En 1827
abandona el seminario para ingresar en el recién formado Instituto de Ciencias
y Artes de Oaxaca del cual sería años más
tarde uno de sus más ilustres directores, el instituto era una escuela liberal
no bien vista por la jerarquía eclesiástica, sin embargo le sirvió a Benito
para afianzar consolidar su pensamiento político y empaparse de la filosofía
emanada del pensamiento de la ilustración y de la revolución francesa,
comulgaba con Voltaire cuando decía "estaré hasta la muerte en contra de
lo que dices pero defenderé también hasta la muerte el derecho que tienes para
hacerlo", por lo tanto reprobaba la intolerancia religiosa de ese tiempo.
El padre
Salanueva estaba inconsolable pues veía perdido a un posible gran sacerdote,
pero por otro lado intuía que lo que se estaba gestando además de un gran
jurisconsulto, era un ser humano de excepcionales dimensiones y seguramente todo
un gran estadista, por lo que en cierta forma se sentía satisfecho. El que
también se mostraba complacido con el asombroso progreso de Benito y lo apoyaba
y justificaba en su decisión, era don Antonio Maza, quien después sería su
suegro al casarse más tarde Benito, con su hija Margarita.
Hay que
reconocer que la actitud de Juárez con su definición profesional, fue de una
gran congruencia con la circunstancia histórica en la que se debatía el país,
sumido dentro de un proceso revolucionario de grandes cambios. Al terminar la
etapa virreinal que durante 300 años había prevalecido y darse el nacimiento
del Estado mexicano, con base en la constitución de 1824; Juárez sentía que
debía de estar del lado del cambio libertario para consolidar la República que
se veía amenazada por un imperio de opereta.
Cuando se
convoca a nuevas elecciones en 1828, Juárez era todavía estudiante de derecho,
y las opciones electorales que tuvo; fueron un conservador, don Manuel Gómez
Pedraza y un liberal, don Vicente Guerrero, su decisión fue por el liberal con
el que se identificaba plenamente. En 1929 llega al ayuntamiento de la ciudad
de Oaxaca como regidor. En 1831 y 1833, fue elegido diputado en elcongreso del
estado.
A partir
del inicio de la carrera política de Juárez y por su verticalidad e integridad,
este se convierte para muchos en un adversario temido y combatido, por lo que
seria calumniado hasta sus últimos días, sobre todo por aquellos que no podían
aceptar ser rebasados y superados por un indio y mucho menos que este
pretendiera cambiar el estado de cosas que a ellos los favorecía y los
privilegios que tenían de quienes detentaban el poder. Sus ideas liberales por
el Estado laico eran combatidas por la aristocracia; sin importar que estas ya se hubiesen establecido
en el mundo desde el siglo XVIII, sobre todo en los países mas avanzados.
La única
arma que tenían sus enemigos para combatirlo era la calumnia y como lo hacían
avalados y respaldados por la alta jerarquía de la iglesia católica (quien veía
amenazados sus intereses), una buena parte de la sociedad lo creía y lo sigue
creyendo. Lo que mejor puede hablar por las personas, que como Juárez fueron
grandes figuras de la historia universal; son precisamente los hechos concretos
por los cuales fueron reconocidos. Analicemos sólo algunos de los múltiples
hechos que registra la historia universal:
Huérfano de
padre y madre a los tres años de vida; recluido en actividades de pastoreo por
casi 10 años; a los 13 años todavía no dominaba el castellano y andaba
descalzo; su condición de indio no le ayudaba para desenvolverse y cultivarse
en un medio en donde, como todavía hoy sucede en México; se discrimina a los
indígenas. Para comprender todo, esto sería conveniente que nos situáramos
nosotros mismos en su condición adversa en el mundo actual y que nos
preguntáramos cómo hubiéramos respondido, cada uno de nosotros, qué hubiéramos
hecho, cómo nos hubiera ido. Si en las condiciones actuales se nos antoja casi
imposible, ya no digamos sobresalir, ni siquiera sobrevivir en condiciones de
dignidad, imaginémonos en aquella época y con las enormes limitaciones que
Juárez tenía.
Benito
Juárez se cultivó con esmero, disciplina y mediante un gran esfuerzo y con la
ayuda y el cariño de su padrino el franciscano don Antonio Salanueva empezó
poco a poco a destacar en su vida profesional: en 1829 fue regidor del
Ayuntamiento de la ciudad de Oaxaca y posteriormente fue varias veces Diputado
al congreso del estado, fue Magistrado del Supremo Tribunal de Justicia en el
Estado. En 1846, gobernó el Estado compartiendo el poder en un Triunvirato, en
1847, fue Diputado Federal. En plena
guerra con Los Estados Unidos, es nombrado Gobernador interino de Oaxaca
posteriormente fue electo Gobernador Constitucional del Estado y al término de
su periodo pasó a ocupar la Rectoría del Instituto de Ciencias y Artes.
Realizando una trayectoria profesional brillante.
En 28 años el
pastorcillo ignorante que no usaba zapatos había llegado a la más alta
responsabilidad política de su Estado, había vencido la adversidad cultivándose
y esforzándose con gran disciplina y orden, día tras día, leyó con apasionado interés
a los pensadores enciclopedistas, de la ilustración y del liberalismo, se
empapó de las teorías del Estado moderno, preparándose con esmero para algo que
desconocía que sería, pero que intuía que así lo demandaría el interés superior
de su patria, de su pueblo.
En 1853 cuando Santa
Anna vende la Mesilla, hace una batida general contra sus oponentes y a Juárez
que se opuso tenazmente y estaba en contra del Tratado de la Mesilla o Gadsden.
Por medio del cual López de Santa Anna les vendió a los EU., más de 100,000 Km.2 del norte de lo que era el Estado de “Sonora y
Sinaloa”, por diez millones de pesos, y además se aceptaba en la cláusula
octava de dicho tratado, el libre tránsito de mercancías, personas y armas de
Estados Unidos, a través del Istmo de Tehuantepec, lo que Juárez y Ocampo
consideraban inconstitucional porque afectaba la soberanía nacional. En estas
condiciones lo apresan y lo manda a San
Juan de Ulúa, desterrándolo posteriormente a la Habana y de ahí a Nueva Orleans
en donde al lado de varios liberales como el mismo Melchor Ocampo se ganaban la
vida envolviendo tabaco para hacer puros.
Al triunfo del Plan de
Ayutla regresa a México y comedidamente se pone a las órdenes del general Juan
Álvarez, quien no lo conocía, en donde le dan un trabajo de escribiente que él
modestamente acepta, pero cuando alguien le informa a don Juan, que Juárez era
un distinguido político y que había sido opositor de Santa Anna y ex gobernador
de Oaxaca; don Juan, de inmediato lo nombra como su secretario y más tarde al
asumir la Presidencia de la República lo nombra ministro de Justicia e Instrucción
Pública.
En 1855 expide las
leyes de la Administración de Justicia, de los Tribunales de la Nación y la
"Ley Juárez" que suprimía los
fueros Eclesiásticos y Militares.
En 1856 vuelve como
Gobernador a Oaxaca y en 1857 con la promulgación de la constitución de ese año,
Comonfort nombra a Juárez Ministro de
Gobernación y posteriormente en su calidad de Presidente Constitucional lo
nombra Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Juárez asume la Presidencia
de la República, después de que Ignacio Comonfort, aliado con los conservadores
en contra de la misma Constitución de 1857, renuncia a la Presidencia para no
promulgar la Constitución; porque querían que continuara el Estado confesional,
con la religión católica como la oficial, y para esto respalda el sanguinario plan
de Tacubaya y deja la Presidencia y la Capital en manos de los Conservadores.
Don Manuel Doblado Gobernador de Guanajuato acoge al Presidente Juárez y lo
respalda.
En Jalisco Juárez es
salvado por Don Guillermo Prieto, de ser asesinado por medio de la famosa frase:
"Los valientes no asesinan";
dicha, interponiéndose entre el Presidente y un destacamento de soldados
que tenían orden de asesinarlo. Tuvo que salir por Manzanillo Colima y rodear
por Panamá para llegar a Veracruz y
apoyado por el Gobernador Gutiérrez
Zamora, establecer en ese puerto el Gobierno de la República. En Veracruz
expide el Presidente Juárez las Leyes de Reforma, que nacionalizaban los bienes
Eclesiásticos y establecían la separación de la Iglesia y el Estado, la Ley del
Matrimonio Civil, la Ley de libertad de Cultos y la institucionalización del
Registro Civil.
El País se encontraba
en "Estado de Guerra Civil"; por un lado el Gobierno de la República
apoyado por los Liberales y encabezado por el Presidente Juárez, apoyando la Republica
federal y defendiendo la Constitución de 1857 y por el otro; los conservadores
apoyando al Estado centralista y confesional, defendiendo la conservación de
los privilegios para el alto clero y la aristocracia. Ambos partes quedaron sumamente desgastadas y como suele suceder en
estos casos; el apoyo del exterior es vital, pero de gran riesgo porque suele
ser interesado. Las dos partes acudieron a él; el Gobierno de la República con Estados
Unidos, respondiendo a una demanda de estos, que solicitaban un tratado para
garantizar (como siempre) los intereses estadounidenses afectados por las
contiendas internas y los Conservadores
acudieron a Napoleón III, con el cual ya habían tenido varias platicas en
Europa; entregándole propiamente la
patria para que uno de su familia viniera a gobernar, restituir la pompa aristocrática imperial y restaurar los
privilegios y canonjías para el clero.
Como consecuencia de lo anterior los Conservadores
obtuvieron la intervención Francesa que además, no sólo no la veían como riesgo
sino que pensaban que era la única y mejor solución; entregar el País a Napoleón
III, quien enviaría un príncipe extranjero como nuevo emperador pues no se
resignaban al haber perdido la pompa aristocrática de la “nobleza” y su
parafernalia, dejada atrás durante el “imperio” de Agustín de Iturbide, además la iglesia
conservaría sus bienes, privilegios y poder.
James Buchanan, quien había sido Secretario de
Estado de James K. Polk cuando se dio la guerra contra México y la gran pérdida
de más de la mitad de su territorio. Considerando ahora la petición que el
gobierno de Juárez a través de su Secretario de Estado, Melchor Ocampo, le
habían hecho solicitando el reconocimiento y apoyo económico de los EU., estos manifestaron
por medio de su ministro plenipotenciario que el presidente Buchanan había
designado para el efecto, Robert McLane; que en principio estaban de acuerdo
sólo a cambio debería darse la firma de un tratado en el que México debería
proceder a la cesión del territorio de la baja California (se mencionaba en la
opinión pública estadounidense, que tenían la peregrina idea de destinarlo para
ser tierra de explotación de esclavos). Y además se debería aceptar la ampliación
de cláusula octava del Tratado de La Mesilla o Gadsden, modificándola; además
del paso ya establecido por Istmo de Tehuantepec, ampliándola ahora con nuevos cruces libres,
en las mismas condiciones, para los EU. en su frontera sur; con cruces adicionales
por Matamoros y Camargo Tamaulipas, vía Monterrey hasta Mazatlán y otro por
Nogales hasta Guaymas Sonora. Después de intensas negociaciones,
estableciéndose como premisa puesta por Juárez a Melchor Ocampo, que la cesión
de cualquier parte del territorio nacional estaba absolutamente fuera de
discusión. Sin embargo, mediante el análisis de la validez jurídica, acordaron
proceder a ceder en el otro tema que ya conocían, ya que el apoyo de los EU.,
era considerado vital. En términos generales y al final se convino entonces
sólo en la modificación de la mencionada cláusula octava del Tratado de la
Mesilla mediante un nuevo convenio, mejor conocido como el tratado
“McLane-Ocampo”.
Aunque el Tratado fue
firmado y se recibieron el reconocimiento y la mitad del apoyo económico, según
lo pactado, el Senado de los EU., rechazó la aprobación del Tratado, primero
postergándolo por causas pueriles y al final; entre otras cosas porque era una
aberración jurídica que iba en contra de uno de los principios generales del
derecho: “A lo imposible nadie está
obligado”, toda vez que en los hechos afectaría la soberanía de un
Estado, lo cual era inaceptable de acuerdo con la concepción del Estado
constitucionalista y del Derecho Internacional. En esta forma, Melchor Ocampo
hábil jurista, lejos de ir en contra de los intereses del Estado mexicano, se
salió con la suya sin ceder territorio como era la pretensión inicial de
Buchanan en las instrucciones dadas a Robert McLane y sin afectar la soberanía
nacional. Aunque esto sirviera a sus enemigos para denostar a Juárez llamándole
vende patrias, cundo precisamente su oposición al Tratado de la Mesilla le
había costado el encarcelamiento y el exilio.
Después de la batalla
de Calpulapan a finales de 1860 en donde los ejércitos Juaristas al mando del
general Jesús González Ortega con Ignacio Zaragoza y Leandro Valle derrotan a
las fuerzas conservadoras de Miramón con Márquez, Negrete y Vélez. Hace Juárez
su entrada triunfal a la ciudad de México el primero de Enero de 1861 considerándose
esta fecha como el fin de la guerra de Reforma. En ese mismo año termina el
Presidente Juárez el período que dejó
inconcluso Comonfort y es electo Presidente Constitucional de los Estados
Unidos Mexicanos.
El 17 de Julio de 1861
por el inmenso deterioro económico de la República, Juárez se vio obligado a
declarar la moratoria de pagos de la deuda exterior, por lo que España,
Inglaterra y Francia reunidos en Londres en Octubre de 1861 decidieron
conjuntamente intervenir en México, desembarcando en Veracruz en Diciembre de
ese mismo año. El Gobierno de la República, de inmediato entró en
negociaciones, logrando mediante el Tratado de la Soledad; que España e Inglaterra
se retiraran. Francia que estaba de acuerdo con los Conservadores ya tenía el
plan de la intervención para imponer a Maximiliano de Habsburgo como Emperador
de México.
Los ejércitos de
Francia al mando del General Lorencez son derrotados en Puebla el 5 de Mayo de 1862, por los ejércitos de la
República al mando del General Ignacio Zaragoza, unificando a la mayoría del
pueblo de México en contra de la intervención Francesa. El General Forey
derrota, más tarde, a las fuerzas de la República y obliga al Presidente Juárez
a mantener un gobierno trashumante que anda "a salto de mata" de un
lado para otro hasta la frontera con los Estados Unidos en Paso del Norte.
Forey instala un
Gobierno en la Capital a manera de Junta con los conservadores y el alto clero
de la Iglesia católica y éstos declaran la Monarquía y como si siguieran el
guión de una obra de teatro; ofrecen la Corona a Maximiliano de Austria. Pero para
sorpresa de todos, llega Maximiliano y ratifica todas las reformas Juaristas;
decreta la tolerancia de cultos, nacionaliza los bienes eclesiásticos, etc.,
etc. Confirmando con esto que lo que Juárez hizo fue solo modernizar,
actualizar la situación política de México en el Mundo. Los conservadores y el
alto clero sufren un gran desencanto.
El 1 de diciembre de
1865, Juárez termina su período presidencial, pero dadas las circunstancias,
éste decreta prorrogadas las funciones de su gobierno, lo cual era muy
entendible, sin embargo, esto provoca
airadas protestas de todos incluso de los mismos liberales. No hay duda de que
Juárez tenía razón y actuaba con responsabilidad de estadista, toda vez que
entrar en una contienda electoral a la mitad de una guerra hubiera sido muy
torpe y de consecuencias funestas.
Del exterior vino el
apoyo solidario de los pueblos de América y la confirmación de que se estaba
actuando en el camino debido. El Congreso de Colombia, decreta que; en nombre
del pueblo que representa, y "en vista de la abnegación y de la
incontestable perseverancia que el señor Benito Juárez, en calidad de Presidente
Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, ha desplegado en la defensa de
la independencia y la libertad de su Patria, declara que dicho ciudadano ha
merecido bien de la América," firmado por el Congreso de Colombia el 2 de
mayo de 1865[1].
Apoyo solidario y oportuno que habla mucho de la tarea de Juárez y su proyección
continental.
Ante la decisión de
Napoleón III, de retirar el apoyo de las fuerzas francesas a Maximiliano para
reforzar su defensa de Prusia, éste pierde fuerza y es derrotado en Querétaro
por los ejércitos de la República al mando del general Mariano Escobedo y sus
"Cazadores de Galeana", terminando así la intervención Francesa el 15
de Mayo de 1867. Algunos días más tarde, el 19 de junio Maximiliano y los
Generales Miramón y Mejía, fueron fusilados en Querétaro.
Terminada la guerra
con los franceses se convoca a elecciones generales para renovar todos los
mandos políticos de la nación, incluyendo un plebiscito sobre la Constitución
del 57 que tanta controversia había causado y Juárez es reelecto para un nuevo
período, de diciembre de 1867 a julio de 1871, si bien legalmente era una
reelección en la realidad era el primer período que iba a tener Juárez para
gobernar en paz y fue éste uno de los pocos períodos de paz que ha tenido
México, mediante un régimen de derecho, constituyéndose un verdadero Estado de
derecho, el cual utilizó el presidente para restaurar la República casi
deshecha.
Gentes de gran
inteligencia y patriotismo acompañaron al presidente en la difícil tarea de
licenciar las tropas y restaurar la economía precaria que se tenía, por lo que
renovó la concesión para que los ingleses continuaran con la magna obra del
ferrocarril. Al final de su periodo presidencial en 1871, Juárez convoca a elecciones y considera a ésta como su primer reelección,
enfrentándose ahora con su amigo y más brillante colaborador, Sebastián Lerdo
de Tejada y con su antiguo rival Profirió Díaz. Ante el hecho de que en estas
elecciones ninguno de los tres candidatos habían obtenido la mayoría absoluta
de votos, el Congreso decide y designa a Juárez para un nuevo periodo de 4
años, sin embargo ya no lo terminaría, muere en 1872, siendo substituido en
forma interina por don Sebastián Lerdo de Tejada.
Juárez fue un ser humano con vicios y virtudes, como todos
notros, sin embargo algo especial tuvo para trascender y ser un personaje de la
historia universal. Fue un hombre íntegro, una persona excepcional, un
verdadero estadista precursor de los gobiernos civiles en vez de los militares,
precursor, con Lerdo de Tejada, del Senado en nuestra estructura política.
Juárez fue de ese tipo de líderes que México no tuvo en sus inicios desde su
Independencia, y que tanta falta le hicieron, y le siguen haciendo: esa clase
de gobernantes que anteponen todo, familia, patrimonio y bienestar personal,
por el bien del Estado, por el bien de la República. Como hemos visto, Juárez
es un personaje excepcional por el gran esfuerzo que hizo por vencer, en primer
lugar, la enorme adversidad personal y, posteriormente, la no menos grande
adversidad nacional. Además, su significativa contribución para la construcción
del Estado mexicano y la restauración de la República, hablan por sí solos.
[1] Benito Juárez Benemérito
de las Américas. Decreto de Colombia 1865.Edición faccimilar. Joaquín Porrúa,
S.A. de C. V.
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